En los últimos años la inseguridad se ha convertido en algo que afecta a todos los argentinos, sin distinción de clases sociales, ya no se trata de ricos o pobres, country o villas, ha llegado a tal punto que parece ser una epidemia.
Si, inseguridad hubo siempre, pero no como ha llegado a ser ahora, que no solo te roban sino también te secuestran, te torturan, te matan y esto parece ocurrir todos los días. También creció la criminalidad juvenil y la violencia contra personas vulnerables, como los ancianos.Creo que esta realidad es terrible e insoportable, la inseguridad se ha convertido en la mayor preocupación de los argentinos, basta mirar a diario nuestras conductas para ver cómo ha impactado en nuestras vidas.
Vemos casas con alarmas, rejas, guardias privados, serenos, sistemas de seguridad en puertas y ventanas, más cerraduras, más pasadores.
Nos preocupa dejar la casa sola para ir a trabajar, estudiar, visitar a un familiar e irse de vacaciones, entonces siempre dejamos a alguien que cuide nuestra casa para asegurarnos que nuestra vivienda y bienes están a salvo. Aunque a veces no alcance con esto, porque igual los delincuentes pueden robarnos.
Nos volvemos desconfiados, cuando caminamos vamos atento al más mínimo movimiento que nos genere sospechas, tenemos una actitud negativa frente a cualquier desconocido que se nos acerca. Nos volvemos paranoicos cuidando las carteras y los bolsos cuando caminamos.
Tenemos actitudes como elegir siempre el camino menos peligroso para ir a la escuela, al trabajo o cualquier actividad. Recorremos las zonas más concurridas, menos arriesgadas, más iluminada, evitamos los lugares oscuros o los barrios “peligrosos”.
Nos hemos acostumbrado a esta forma de vivir y no nos damos cuenta, y esto es preocupante. Al acostumbrarse a esto de a poco parece que ignoramos la realidad, y que no nos queda otra opción que adaptarnos y vivir con esta inseguridad.